miércoles, 31 de diciembre de 2003

Auld Lang Syne

Las puertas del vagón se abrieron en la estación de Piccadilly Circus. La multitud atravesó el andén hacia las escaleras mecánicas, donde un viejo rockero amenizaba su llegada con una guitarra eléctrica. La gente sonríe al pasar a su lado.











Ya en la plaza, la gran pantalla anuncia qué países ya están celebrando: China, India...
Eso me recuerda que debo hacer una llamada. En Trafalgar Square encuentro una cabina vacía. En la misma esquina oscura, numerosas personas orinan en la verja de la National Gallery.
En la pantalla gigante se proyecta un programa de humor de tv. La plaza está completamente atestada, llena de gente esperando escuchar las campanadas. El Big Ben no se hace esperar ...5, 4, 3, 2, 1, 0... abrazos, botellas de champán, feliz año nuevo.

Tras brindar y cantar a coro con un grupo de desconocidos, doy un último trago a mi lata de cerveza y avanzo siguiendo la riada humana hacia el Soho. Desde la ventana de una casa donde se celebra una fiesta, un saxofonista dedica a los viandantes su versión del Auld Lang Syne.

jueves, 16 de octubre de 2003

Meknés

La acogedora calidez del Hotel Zaki, me invita a permanecer hasta tarde en la cama. Nada mejor que un largo sueño para reponer las energías que sin duda necesitaré en la tumultuosa Tánger, última parada de mi viaje por territorio marroquí.

Me despierto más allá de las tres de la tarde en mi habitación. Un tremendo dolor de cabeza me confirma que bebí demasiado anoche. Cuan inteligentes eran los mandamientos del Islam al prohibir el alcohol.

Dejo el Zaki y me dirijo a pie hacia la medina. Un nuevo que me lleva hasta la puerta de Bab el Mansour, donde degusto un té con menta.Un petit taxi me lleva de nuevo hasta la estación de trenes de El-Amir Abdelkader, la gare petite. El próximo tren para Tánger sale en dos horas.

domingo, 10 de agosto de 2003

Diamantes

-…y se fueron con esos diamantes robados a los alemanes nazis.
-Qué historia… ¿y tú estás metido ahora en algo?
-Ya sabes cómo soy, no puedo dejar de trabajar. Estoy estudiando la seguridad del Museo Munch.
-¿Otra vez? Estás obsesionado con ese cuadro…
-En agosto la ciudad se llena de turistas, seguramente sea el mejor mes para intentar algo… lo prepararemos para el año que viene. Si te interesa…
-¿No recuerdas cómo acabo la última vez?

Paal Enger suspiró, sombrío.
-Pasaste seis años en la cárcel por aquello.
-Esta vez será distinto, no tiene un sistema tan sofisticado como el de la Galería Nacional. Échale un vistazo a los planos… por los viejos tiempos.
-Está bien, veamos…
-Por cierto, no te he enseñado mi última adquisición. Aquí está: "El jardín de las Hespérides". Se lo compré a un americano, me salió tirado de precio. ¿Qué te parece? (...) ¿Por qué me miras así? ¿Qué te pasa?
-No, nada, nada. Es... muy bonito.

Tras varias horas llegué a la mansión LeBrook. Al entrar encontré ropa tirada por el suelo.
-¿Qué demonios…?
Sigilosamente, seguí el rastro hasta el gimnasio. Alguien nadaba en la piscina climatizada.
-¿Hola?
Vestida con un minúsculo bikini azul, Madeline subió la escalera y salió del agua.
-¿Me puedes acercar la toalla, por favor?
-¿Qué? Oh, sí, claro. Toma.
-¿Qué tal todo, Zohar? Vaya, olvidé llamarte para avisar de que llegaba hoy. Espero que no te importe si me quedo un par de días… al fin y al cabo, ésta también es mi casa.

martes, 8 de julio de 2003

Más información

-...y parece claro que el cerebro de la estafa fue su hermano, Paul Spiegel.
Por otra parte, me extraña que el dossier preliminar que me entregó no incluyera información sobre la Fundación que financiaba las excavaciones. He estado investigando estos meses... los fondos provienen de sus socios, un conglomerado de empresas, formado por Global Welfare Consortium, Widmore Corporation, Paik Heavy Industries...
-Creo que debería tomarse unas vacaciones. Tenía pensado pasar el verano en mi residencia europea, pero el juez Sauer se empeña en no dejarme salir del país. Sería una lástima que nadie la aprovechase...

jueves, 20 de febrero de 2003

La Fundación

En la calle 57 Este se levanta, imponente, el edificio Widmore. Las medidas de seguridad para acceder a él son impresionantes. Me dirijo al piso 42, donde se encuentran las oficinas de la Fundación. En la entrada hay una placa en la que puede leerse esta inscripción:

Durante cuarenta años, la fundación ha ofrecido numerosos experimentos diseñados para la evolución de la raza humana y para proveer soluciones tecnológicas para la mayoría de los problemas de nuestros días.


Un joven pelirrojo con aspecto de rata de biblioteca se acercó a mí, sonriente:
-Buenos días, señor Zohar, mi nombre es Bobby G. Sumpter…
-Debe haber un error, quería hablar con Robert Sump…
-Lo lamento, pero mi tío se encuentra disfrutando de un año sabático; espero poder ser capaz de resolver sus dudas yo mismo.

Fuimos a su despacho y le hice algunas preguntas.
-La Fundación decidió suspender las ayudas a las excavaciones del sr. Spiegel debido a la falta de resultados. Tenemos muchos proyectos de investigación abiertos, aunque nos mueve el interés filantrópico, debe entender que la arqueología no es una de nuestras prioridades.
-Realizaron donaciones realmente cuantiosas al proyecto, por eso me resulta extraña la decisión de retirarlas tan repentinamente, justo cuándo parecía que comenzaban a hallarse indicios de la existencia de un asentamiento prehelénico en la zona…

miércoles, 19 de febrero de 2003

Visita

Pagué al taxista y salí del coche. Avancé dejando mis huellas sobre la fina capa de nieve. Hacía años que no pisaba aquel lugar, de modo que tardé algo en encontrarlos.

-Hola mamá, hola papá… siento no haber venido a visitaros antes. ¿Sabéis? estuve en Japón un tiempo... He vuelto a trabajar a lo que me dedicaba en Londres… ya sé que no te gusta que me entrometa en la vida de los demás, mamá, pero no parecía un trabajo difícil y está bien pagado. Sí, sé que os gustaría que hubiese terminado la carrera, pero estoy cansado de mirar atrás, quiero mirar hacia el futuro… trabajo para un pez gordo de Los Ángeles. Os gustaría aquello, tiene un clima fantástico, no cómo aquí, con una vegetación… vaya, casi lo olvido, he comprado unas flores…

Pasé un par de horas frente a sus lápidas, hablándoles, reflexionando. Me despedí y pedí un taxi para volver a mi hotel. A la mañana siguiente me esperaba una reunión importante.

lunes, 17 de febrero de 2003

Calle 58

En el mismo lugar que hacía veinte años, en la calle 58, junto a Broadway y Central Park. Los mismos asientos de oscuro cuero rojo, la misma cocina dónde jugaba de pequeño… cuando aquel restaurante era mi segunda casa.
Cuando llegamos a EE.UU., el señor Gilman dio trabajo a mi madre como camarera y le consiguió otro a mi padre. Pedí un bagel y café, y solicité que avisaran a Harry, el dueño.

-¡Hey, J.! ¡Qué alegría verte por aquí! ¿Hace cuánto que no venías a la ciudad?
- Bastante tiempo ya, es verdad. Veo que no habéis cambiado casi nada…
-Tratamos de preservar el legado del local, ya sabes… ¡bueno, el cartel de fuera es nuevo! Ven, sentémonos en aquella mesa, seguro que tienes mucho que contar…

Charlamos un buen rato, y tuvieron que rellenarnos varias veces la jarra de café.
-Bueno, ¿y cuánto te quedarás? ¿un par de semanas? ¿un mes?
-Qué más quisiera… vengo por trabajo, sólo estaré unos días, pero quiero aprovechar para hacerle una pequeña visita a mis padres…

domingo, 16 de febrero de 2003

Buffalo


Llegué al estadio de Orchard Park y bajé al césped. Esperé junto al túnel de vestuarios, observando al equipo, que jugaba una pequeña pachanga. No sabía que los jugadores llevasen esos mamotretos de protección también en los entrenamientos. Si mi primo los viese se reiría. Aún recuerdo cuando iba a ver sus partidos de rugby en la universidad, consiguió más puntos en la enfermería que en el campo.

-¡Buen trabajo, chicos! Nos vemos mañana.
-Buenos días profesor Graves, mi nombre es Zohar, hablamos por teléfono el jueves.
-Sí, lo recuerdo. Y bien, ¿en qué puedo ayudarle?
-Verá, se trata de Johnny Spiegel...
-¿Johnny? ¿En qué lío se ha metido ahora?
-No se preocupe, sólo quería que me hablase sobre las excavaciones que ambos dirigieron en Marruecos...

-No me lo recuerde... tuve que pedir una excedencia para poder continuar con aquellas excavaciones. Cuando volví con las manos vacías fui el hazmerreír del campus. Mi departamento me pidió que publicara algo sobre nuestros hallazgos, pero no encontramos nada sobre lo que escribir. De modo que, cuándo llegó la oferta para volver al fútbol profesional, acepté sin dudarlo. Tengo familia, ¿sabe? Las gemelas se graduarán el año próximo y...

-Le entiendo, profesor...
-Puede llamarme Fred. Llevo una foto de ellas en la cartera, la tengo por aquí...
-No es necesario, prof... Fred. ¿Podría explicarme exactamente qué es lo que buscaba el sr. Spiegel en Marruecos?

-Un templo... "el templo de la diosa"... -bramó Graves- llevaba años con esa idea de los cultos prehelénicos y la diosa madre... sinceramente, si no fuera mi amigo le habría tomado por loco. Como los burócratas de la Fundación... se cansaron de perder dinero sin obtener resultados.

-¿La Fundación? ¿Qué fundación?

lunes, 3 de febrero de 2003

Pacific Palisades

La visita a aquellos apartamentos la tarde anterior no había resultado muy productiva que digamos. Evidentemente, Paul Spiegel debió enterarse de que LeBrook se había percatado del engaño y decidió dejar la ciudad de inmediato. Si hubiera vuelto a Los Ángeles un par de días antes... bueno, al menos conseguí examinar su habitación. En la mesilla encontré un frasco vacío de tranquilizantes y una especie de aguja para inyectar, parecida a la que usan los diabéticos. Nunca pensé que la identificación falsa del F.B.I. que conseguí en Tailandia me pudiera ser tan útil.

Debía informarle en persona. Me pidieron que esperase en el salón. El cuadro del jardín de las Hespérides había sido descolgado de la pared y descansaba apoyado en la pared junto a varias litografías. Escuché que alguien bajaba las escaleras. Cuál fue mi sorpresa cuando, en lugar de a Michael LeBrook, vi aparecer a una chica muy joven. Tardé un momento en reaccionar, observando sus profundos ojos azules, enmarcados por una melena de reflejos rojizos:

-Discúlpeme, vine a hablar con el señor LeBrook.
-Lo lamento, mi padre no está en casa. Un acto benéfico en Sacramento, ya sabe que es un hombre ocupado. Si puedo ayudarle en algo…
-No, se lo agradezco, pero se trata de un asunto que debo consultar con él en persona. Ya me iba, no le causaré más molestias…
-Tranquilo, no es ninguna molestia, le diré que vino el Sr.…
-Zohar.
-Ah… he oído hablar de usted. Mi nombre es Madeline, encantada.

domingo, 2 de febrero de 2003

Desaparecido


-Ayer mismo.
-¿Así, sin más?
-Simplemente pagó y se fue.
-¿No dijo a dónde? ¿No dejó siquiera una dirección para la correspondencia?
-Nada, no dijo nada. Aquí estamos acostumbrados: la gente llega, está un tiempo y se marcha.
-Ya, claro. ¿Le importa si echo un vistazo a la habitación?
-Por supuesto que no, estoy encantado de poder ayudar al F.B.I. en su investigación.
-Es usted muy amable.
- (...) se alojaba aquí, en el número 4. No he tocado nada, está todo como lo dejó. Si necesita algo estaré en mi oficina.
-Muchas gracias, no se preocupe.




viernes, 17 de enero de 2003

El aprendiz



Desde la ventana de mi hotel contemplo las aguas, quietas igual que papel de plata. Dejo mi habitación y echo a andar por la ciudad en busca del último aprendiz de Ioannis...

Una lluvia muy fina golpea mi cara y resbala por mi piel, a la luz del neón, mientras atravieso un nuevo canal. La oscuridad de la noche se refleja en el agua, que brilla como en los cuadros de Van Gogh.

-Tú eres Rod, ¿verdad?
-No quiero problemas ¿vale, tío?

-Me dijeron que te encontraría merodeando el Moulin.

-Tranquilo, ya me iba… no tengo nada de dinero, tío…

-No te pongas nervioso, sólo estoy buscando información… podría recompensarte…

- (…) Soy todo oídos…
- Trabajabas para Doumas, ¿son obra tuya estas joyas?
- Sí, pero dejé de trabajar para ese pirado hace semanas, no sé porqué…
- Escúchame bien, chaval, el hombre al que estafasteis con estas joyas está muy enfadado, y es un hombre muy vengativo…

- Oye, tío, yo no tengo nada que ver en eso. Se las vendí a un americano, me dijo que se las iba a regalar a su madre, ¿vale?

- ¿Quién era? El americano… ¿quién te compró las joyas? ¿fue Johnny Spiegel?

- (…) No. No se llamaba Johnny. Se llamaba Paul, Paul Spiegel.

miércoles, 15 de enero de 2003

El taller de Ioannis


El lugar parecía no haber cambiado nada desde hacía años.
-Adelante, J.R. Cuánto tiempo sin vernos, eh?
-Gracias Doumas. Sí, mucho, la verdad.
-Pero pasa, hombre, no te quedes ahí en la puerta, pasa... ¿Sigues viviendo en Londres?
-No. Volver allí me trae malos recuerdos.
-Entiendo. Disculpa el desorden... ¿Quieres tomar algo: té, café...?
-No, muchas gracias... por cierto, ¿qué tal va el tema de la escuela de Halki?
-Sigue igual, los turcos no dan su brazo a torcer... Es agradable volver a verte de nuevo después de tantos años, J.R., aunque la verdad, no sé en qué podría ayudarte...

Sin darle tiempo a terminar la frase, saqué las fotografías y las puse sobre la mesa.
-Las joyas "de Helena"... aunque supongo que ya las conoces... creo que son obra tuya, Doumas...
-¿Qué? Sabes que lo mío son los cuadros... yo no tengo nada que ver con esas joyas...

Le agarré del cuello de la camisa y le empujé contra la pared.
-Sé que proceden de este taller... "tu" taller. Nos conocemos desde hace mucho, ¿de verdad crees que puedes engañarme?
-Vale, está bien, tío, tranquilízate. Suéltame ya, hombre. Suelo tener aprendices que se encargan de ese tipo de baratijas... sólo déjame revisar el libro de encargos.

Doumas se acercó a un gran libro de tapas rojas. Rápidamente sacó de su interior un revólver y me apuntó con él.
-Bueno, se acabó el juego, J.R. Ha sido un placer volver a verte. Ahora, lárgate por donde has venido.

domingo, 12 de enero de 2003

El Jardín de las Hespérides

El jardín de las Hespérides, el misterioso Edén del que Heracles había robado las manzanas de oro… el lienzo, de grandes proporciones, decoraba el salón en el que me habían pedido que esperara. De manera casi instintiva, acerqué mi mano hacia la pintura.
Apenas apoyé las yemas de los dedos escuché gritar a mi espalda:

-¿Qué demonios hace? ¡Aleje sus manazas de mis cuadros ahora mismo!

-Le ruego que me disculpe, señor LeBrook, tan sólo quería apreciar las texturas que…

-Déjese de tonterías y siéntese, tenemos un asunto que tratar. Ya me avisaron de que era usted algo excéntrico, pero nunca pensé que… Deje de mirarme así, por favor, ya sé que no le gusto. Usted tampoco me gusta, Zohar. Pero Gielgud dice que es el mejor en su trabajo… que tiene “un don”.

LeBrook me explicó como aquel hombre lo había estafado:

-¿Por qué iba a dudar de sus palabras? Se trataba de un profesor, dios santo… procuro informarme sobre la gente que pretende venderme cosas, ¿sábe?

-Por supuesto, señor.

-Gielgud ya le entrego el informe, ¿no es cierto?

- Sí, muy completo por cierto. Me preguntaba si podría enseñarme el colgante.

Examiné detenidamente las joyas, fiándome más en mi tacto que en mi vista.

-Vaya, si no fuera porque sé que no existen tales “joyas de Helena” creería que son auténticas. Una falsificación tan detallada, tan profesional, sólo puede proceder de un lugar…

Me despedí cortésmente.

-Y recuerde, Zohar, no me importa recuperar el dinero, sólo quiero venganza. Nadie se había atrevido a burlarse de mí así, en mis propias narices.

-Le mantendré informado, señor LeBrook. Por cierto, casi me olvidaba, el cuadro del salón…también es falso.

viernes, 10 de enero de 2003

Sayonara, Tokio



Ayer, Camille se empeñó en invitarme a un espectáculo de teatro Nō, para celebrar mi última noche en la ciudad. Nos conocimos hace unos meses. Apasionada de los libros de Amélie Nothomb, Camille vino a Japón tras terminar sus estudios de Historia del Arte en Nanterre.
Es una pena no haber tenido tiempo de aprender algo más de japonés, apenas entendí nada de la obra. Después fuimos con un par de amigos suyos a un karaoke. No es que sea muy aficionado a estas cosas, pero irse de Tokio sin pasar por aquí sería un sacrilegio. Sin apenas dormir arribo al aeropuerto, para coger mi avión a Los Angeles.