jueves, 20 de febrero de 2003

La Fundación

En la calle 57 Este se levanta, imponente, el edificio Widmore. Las medidas de seguridad para acceder a él son impresionantes. Me dirijo al piso 42, donde se encuentran las oficinas de la Fundación. En la entrada hay una placa en la que puede leerse esta inscripción:

Durante cuarenta años, la fundación ha ofrecido numerosos experimentos diseñados para la evolución de la raza humana y para proveer soluciones tecnológicas para la mayoría de los problemas de nuestros días.


Un joven pelirrojo con aspecto de rata de biblioteca se acercó a mí, sonriente:
-Buenos días, señor Zohar, mi nombre es Bobby G. Sumpter…
-Debe haber un error, quería hablar con Robert Sump…
-Lo lamento, pero mi tío se encuentra disfrutando de un año sabático; espero poder ser capaz de resolver sus dudas yo mismo.

Fuimos a su despacho y le hice algunas preguntas.
-La Fundación decidió suspender las ayudas a las excavaciones del sr. Spiegel debido a la falta de resultados. Tenemos muchos proyectos de investigación abiertos, aunque nos mueve el interés filantrópico, debe entender que la arqueología no es una de nuestras prioridades.
-Realizaron donaciones realmente cuantiosas al proyecto, por eso me resulta extraña la decisión de retirarlas tan repentinamente, justo cuándo parecía que comenzaban a hallarse indicios de la existencia de un asentamiento prehelénico en la zona…

miércoles, 19 de febrero de 2003

Visita

Pagué al taxista y salí del coche. Avancé dejando mis huellas sobre la fina capa de nieve. Hacía años que no pisaba aquel lugar, de modo que tardé algo en encontrarlos.

-Hola mamá, hola papá… siento no haber venido a visitaros antes. ¿Sabéis? estuve en Japón un tiempo... He vuelto a trabajar a lo que me dedicaba en Londres… ya sé que no te gusta que me entrometa en la vida de los demás, mamá, pero no parecía un trabajo difícil y está bien pagado. Sí, sé que os gustaría que hubiese terminado la carrera, pero estoy cansado de mirar atrás, quiero mirar hacia el futuro… trabajo para un pez gordo de Los Ángeles. Os gustaría aquello, tiene un clima fantástico, no cómo aquí, con una vegetación… vaya, casi lo olvido, he comprado unas flores…

Pasé un par de horas frente a sus lápidas, hablándoles, reflexionando. Me despedí y pedí un taxi para volver a mi hotel. A la mañana siguiente me esperaba una reunión importante.

lunes, 17 de febrero de 2003

Calle 58

En el mismo lugar que hacía veinte años, en la calle 58, junto a Broadway y Central Park. Los mismos asientos de oscuro cuero rojo, la misma cocina dónde jugaba de pequeño… cuando aquel restaurante era mi segunda casa.
Cuando llegamos a EE.UU., el señor Gilman dio trabajo a mi madre como camarera y le consiguió otro a mi padre. Pedí un bagel y café, y solicité que avisaran a Harry, el dueño.

-¡Hey, J.! ¡Qué alegría verte por aquí! ¿Hace cuánto que no venías a la ciudad?
- Bastante tiempo ya, es verdad. Veo que no habéis cambiado casi nada…
-Tratamos de preservar el legado del local, ya sabes… ¡bueno, el cartel de fuera es nuevo! Ven, sentémonos en aquella mesa, seguro que tienes mucho que contar…

Charlamos un buen rato, y tuvieron que rellenarnos varias veces la jarra de café.
-Bueno, ¿y cuánto te quedarás? ¿un par de semanas? ¿un mes?
-Qué más quisiera… vengo por trabajo, sólo estaré unos días, pero quiero aprovechar para hacerle una pequeña visita a mis padres…

domingo, 16 de febrero de 2003

Buffalo


Llegué al estadio de Orchard Park y bajé al césped. Esperé junto al túnel de vestuarios, observando al equipo, que jugaba una pequeña pachanga. No sabía que los jugadores llevasen esos mamotretos de protección también en los entrenamientos. Si mi primo los viese se reiría. Aún recuerdo cuando iba a ver sus partidos de rugby en la universidad, consiguió más puntos en la enfermería que en el campo.

-¡Buen trabajo, chicos! Nos vemos mañana.
-Buenos días profesor Graves, mi nombre es Zohar, hablamos por teléfono el jueves.
-Sí, lo recuerdo. Y bien, ¿en qué puedo ayudarle?
-Verá, se trata de Johnny Spiegel...
-¿Johnny? ¿En qué lío se ha metido ahora?
-No se preocupe, sólo quería que me hablase sobre las excavaciones que ambos dirigieron en Marruecos...

-No me lo recuerde... tuve que pedir una excedencia para poder continuar con aquellas excavaciones. Cuando volví con las manos vacías fui el hazmerreír del campus. Mi departamento me pidió que publicara algo sobre nuestros hallazgos, pero no encontramos nada sobre lo que escribir. De modo que, cuándo llegó la oferta para volver al fútbol profesional, acepté sin dudarlo. Tengo familia, ¿sabe? Las gemelas se graduarán el año próximo y...

-Le entiendo, profesor...
-Puede llamarme Fred. Llevo una foto de ellas en la cartera, la tengo por aquí...
-No es necesario, prof... Fred. ¿Podría explicarme exactamente qué es lo que buscaba el sr. Spiegel en Marruecos?

-Un templo... "el templo de la diosa"... -bramó Graves- llevaba años con esa idea de los cultos prehelénicos y la diosa madre... sinceramente, si no fuera mi amigo le habría tomado por loco. Como los burócratas de la Fundación... se cansaron de perder dinero sin obtener resultados.

-¿La Fundación? ¿Qué fundación?

lunes, 3 de febrero de 2003

Pacific Palisades

La visita a aquellos apartamentos la tarde anterior no había resultado muy productiva que digamos. Evidentemente, Paul Spiegel debió enterarse de que LeBrook se había percatado del engaño y decidió dejar la ciudad de inmediato. Si hubiera vuelto a Los Ángeles un par de días antes... bueno, al menos conseguí examinar su habitación. En la mesilla encontré un frasco vacío de tranquilizantes y una especie de aguja para inyectar, parecida a la que usan los diabéticos. Nunca pensé que la identificación falsa del F.B.I. que conseguí en Tailandia me pudiera ser tan útil.

Debía informarle en persona. Me pidieron que esperase en el salón. El cuadro del jardín de las Hespérides había sido descolgado de la pared y descansaba apoyado en la pared junto a varias litografías. Escuché que alguien bajaba las escaleras. Cuál fue mi sorpresa cuando, en lugar de a Michael LeBrook, vi aparecer a una chica muy joven. Tardé un momento en reaccionar, observando sus profundos ojos azules, enmarcados por una melena de reflejos rojizos:

-Discúlpeme, vine a hablar con el señor LeBrook.
-Lo lamento, mi padre no está en casa. Un acto benéfico en Sacramento, ya sabe que es un hombre ocupado. Si puedo ayudarle en algo…
-No, se lo agradezco, pero se trata de un asunto que debo consultar con él en persona. Ya me iba, no le causaré más molestias…
-Tranquilo, no es ninguna molestia, le diré que vino el Sr.…
-Zohar.
-Ah… he oído hablar de usted. Mi nombre es Madeline, encantada.

domingo, 2 de febrero de 2003

Desaparecido


-Ayer mismo.
-¿Así, sin más?
-Simplemente pagó y se fue.
-¿No dijo a dónde? ¿No dejó siquiera una dirección para la correspondencia?
-Nada, no dijo nada. Aquí estamos acostumbrados: la gente llega, está un tiempo y se marcha.
-Ya, claro. ¿Le importa si echo un vistazo a la habitación?
-Por supuesto que no, estoy encantado de poder ayudar al F.B.I. en su investigación.
-Es usted muy amable.
- (...) se alojaba aquí, en el número 4. No he tocado nada, está todo como lo dejó. Si necesita algo estaré en mi oficina.
-Muchas gracias, no se preocupe.