miércoles, 31 de diciembre de 2003

Auld Lang Syne

Las puertas del vagón se abrieron en la estación de Piccadilly Circus. La multitud atravesó el andén hacia las escaleras mecánicas, donde un viejo rockero amenizaba su llegada con una guitarra eléctrica. La gente sonríe al pasar a su lado.











Ya en la plaza, la gran pantalla anuncia qué países ya están celebrando: China, India...
Eso me recuerda que debo hacer una llamada. En Trafalgar Square encuentro una cabina vacía. En la misma esquina oscura, numerosas personas orinan en la verja de la National Gallery.
En la pantalla gigante se proyecta un programa de humor de tv. La plaza está completamente atestada, llena de gente esperando escuchar las campanadas. El Big Ben no se hace esperar ...5, 4, 3, 2, 1, 0... abrazos, botellas de champán, feliz año nuevo.

Tras brindar y cantar a coro con un grupo de desconocidos, doy un último trago a mi lata de cerveza y avanzo siguiendo la riada humana hacia el Soho. Desde la ventana de una casa donde se celebra una fiesta, un saxofonista dedica a los viandantes su versión del Auld Lang Syne.